- berenjena.
- leche.
- miel.
- harina.
- sal.
Cortamos las berenjenas en bastoncitos y las ponemos en remojo en leche con sal, con esto conseguiremos que queden mas blanquitas, suelten el amargor y absorban menos aceite. Las dejamos sobre una hora. Escurrimos, salamos, pasamos por harina y freímos en abundante aceite caliente. Colocamos sobre papel absorbente para que escurra el exceso de aceite. Servimos acompañadas de miel.